ASTRONAUTAS, HERMANOS MASONES.
Por Antonio Las Heras
Comencemos por el hecho de que la misión Apolo 11 bien podría llamarse “misión masónica.” Ambos primeros caminantes en la superficie selenita atravesaron los rituales de Iniciación que se exige para ingresar a la Masonería y tuvieron su desempeño en esta antigua y tradicional orden. A mayor abundamiento, quienes integran la Hermandad afirman que los primeros pasos dados por Armstrong en la Luna – esos que parecen unos saltitos – forman parte de un código masónico de comunicación.
De Edwin Buzz Aldrin se conoce que fue iniciado en la Logia Clear Lake Nº 1417, situada en la localidad texana de Seabrook. Comentarios en la Hermandad afirman que llevó consigo una bandera bordada con el emblema del Supremo Consejo del Grado 33 de la Jurisdicción Sur del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La bandera está colgada en la Biblioteca del Museo Masónico, en Washington (calle Sixteen Nº 1733, NW, Washington, D. C.) Para julio de 1969, el Maestro Masón Aldrin realizaba sus trabajos en la Logia Montclair N° 144 de New Jersey. Poseía el grado 33 (el mayor del Rito Escocés Antiguo y Aceptado) y, asimismo, ostenta el grado de caballero templario y miembro de la Orden Shrine de Norte América. Se afirma – aunque no haya sido posible confirmarlo – que Aldrin llevó consigo una disposición especial del Gran Maestre J. Guy Smith concediéndosele plenos poderes para representarlo en la Luna y exigir jurisdicción territorial masónica en nombre de la Gran Logia de Texas de Libres y Aceptados Masones.
Poco se conoce sobre la vida masónica de Neil Armstrong como, en general, es escaso lo que se conoce sobre su vida tras regresar de la Luna. Empero, resulta suficiente el hecho de que a la entrada de la Gran Logia de Washington se encuentren las estatuas de los primeros dos humanos en pisar el suelo selenita, indicando la membresía de ambos a la Masonería Universal. De no haber sido Hermano Masón Armstrong lo habría aclarado en su momento y no habría permitido pasar como tal precisamente con un destacado monumento en el lugar de ingreso a una de las más importantes órdenes masónicas del mundo.
Además de los ya mencionados y con las limitaciones – debido a que la membresía a una logia se mantiene secreta hasta que el afiliado fallece o bien si mientras vive él mismo acepta hacerla pública – hasta donde llega nuestro conocimiento, los siguientes astronautas conforman la lista de Hermanos Masones que viajaron al espacio: coronel Leroy Gordon Cooper Jr. (USAF), Logia Carbondale N° 82 de Colorado; teniente coronel Don F. Eisele (U S A F), Logia Luther B. Turner Nº 732, Columbus, Ohio; teniente coronel Virgil L. Grissom, Logia Mitchell, Indiana; C. F. Kleinknecht, Logia Fairview Nº 699 Fairview, Ohio; comandante Edgar D. Mitchell, Logia Artesia, Artesia, Nuevo México (esto me fue confirmado personalmente por quien fuera el sexto hombre en pisar la Luna y comandante de la Apolo XIV durante una entrevista privada que mantuve con él); capitán Walter M. Schirra, Jr., Logia Cañaveral Nº 339 Cocoa Beach, Florida; coronel Thomas P. Stafford, Logia Western Star Nº 138, Weatherford, Oklahoma; comandante Paul J. Weitz, Logia Nº 708, Erie, Pennsylvania; James Edwin Webb, Logia Oxford Nº 122, Oxford, North Carolina: Paul J. Weitz, (quien formara parte de la misión Skylab 2) Logia Lawrence, en Eire, Pennsylvania.
Antonio Las Heras, doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. Es autor del libro “Belgrano y la Masonería”, editado por Grupo Argentinidad. e mail: alasheras@hotmail.com
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