EL DOLORENSE presenta – en exclusiva- un adelanto de “BELGRANO Y LA MASONERÍA”
Se trata del nuevo libro del Dr. Antonio Las Heras publicado por Grupo Argentinidad.
Manuel Belgrano, católico practicante y Maestro Masón.
Por Antonio Las Heras
Hemos encontrado numerosos escritos, de diferentes autores, preguntándose ¿cómo fue posible que un hombre católico practicante de misa y comunión, devoto de la Virgen María como Manuel Belgrano fuera – a la vez – Maestro Masón? El mismo interrogante lo hemos encontrado en biografías del Gral. José de San Martín a quien – dicho sea de paso – los masones argentinos llaman “el Gran Iniciado.”
Este aparente sin sentido sólo puede surgir en quienes no han comprendido ¿qué cosa es la Masonería?
Téngase en cuenta que para que una persona, pueda ingresar a la Orden, necesita ser alguien que acepta la existencia de “algo superior”. Sea una “Energía Vital” o alguna religión. A eso, la Hermandad denomina Gran Arquitecto del Universo (GADU.) El concepto de GADU está abierto a lo que cada hermano entienda por tal desde la creencia o fe que practica. Es más, en cada reunión logial se utiliza lo que se llama “Libro de la Ley.” Según las creencias de los miembros del taller puede tratarse de la Biblia, del Corán, del Antiguo Testamento, del Ramayana, del Popul Vuh, etc. Lo importante de subrayar aquí es que la Hermandad está compuesta por personas que comprenden la existencia de lo trascendente y tienen un concepto elevado sobre la importancia de la espiritualidad. Entendiendo por “espiritualidad” el medio para lograr conocer los trazados de la Gran Arquitectura Universal. Queda en claro entonces que la Orden Masónica es opuesta al materialismo tanto como a la idea de que el humano es sólo polvo.
Por otro lado es real que no es infrecuente el ingreso a la Masonería tanto pastores evangélicos como sacerdotes de la Iglesia Católica.
Por lo tanto el interrogante queda respondido. No hay ninguna razón por la cual un creyente, una persona practicante de su fe, no pueda ser – a la vez – miembro de la Orden.
En cuanto a la presunta incoherencia moral de ser católico practicante y, a la vez, Maestro Masón, la historiadora Lucía Gálvez se ha referido al interrogante de este modo: “La pertenencia a la masonería no pone en duda, sin embargo, la fe cristiana de ambos héroes – se refiere a José de San Martín y a Juan Martín de Pueyrredón – ni la del general Belgrano, ni de tantos otros que veían en esa institución muchos valores además de una poderosa ayuda para lograr la unidad y la independencia de los pueblos de América.”
¿POR QUÉ LA IGLESIA EXCOMULGA A LOS MASONES?
Otra cosa es preguntarse por qué la Iglesia Católica excomulga (o sea, no otorga la comunión) a quien se conoce como masón. La respuesta aquí también es sencilla. Ocurre que todo miembro de la Orden se define como “persona libre”, entendiendo por tal a quien razona, deduce y reflexiona. A partir de lo que sus pensamientos le ofrecen, actuará en consecuencia en su vida cotidiana.
Por esto, todo iniciado católico puede decirse ¿cómo es posible el misterio de la Santísima Trinidad?, ¿cómo pueden ser tres personas distintas y un solo Dios verdadero?
Se trata de un dogma. Todo católico habrá de creerlo y aceptarlo así. Un masón puede decidir analizar el tema a la luz del pensamiento racional.
Por situaciones de esta índole es entendible que la Iglesia decida la excomunión. ¿Por qué habría de hacer comulgar a quien no admite los dogmas por tenerlos en análisis personal y racional? O bien duda sobre la realidad de tales dogmas.
Pero eso no hace que el hermano creyente deje de practicar su culto. Así lo hicieron tanto San Martín como Belgrano como otros prohombres de la patria. Su condición de masones en nada melló sus creencias en las Escrituras.
EL DOCUMENTO DEL CARDENAL RATZINGER (PAPA BENEDICTO XVI)
Como sea, la Iglesia mantiene sus diferencias con la Masonería hasta la actualidad.
Vaya como ejemplo lo que fuera promulgado por el Vaticano, el 26 de noviembre de 1983, con la firma del entonces cardenal Joseph Ratzinger (luego Papa Benedicto XVI y actual Papa Emérito), prefecto de la Congregación Para la Doctrina de la Fe (dicho sea de paso, la institución que con anterioridad fuera conocida como la tan temida Santa Inquisición) y refrendado por el entonces Papa Juan Pablo II, en la que se refiere a la relación entre la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y la Hermandad Masónica.
Transcribimos dicho documento en forma textual:
“Declaración sobre la Masonería. Se ha planteado si ha cambiado el juicio de la Iglesia en relación con la Masonería por el hecho de que el nuevo Código de Derecho Canónico ésta no aparece expresamente mencionada como en el Código anterior.
Esta Congregación está capacitada para responder que tal circunstancia se debe a un criterio de redacción seguido también para otras asociaciones igualmente no mencionadas en cuanto comprendidas en categorías más amplias.
Se mantiene por tanto sin cambio el juicio negativo de la Iglesia en relación con las asociaciones masónicas, ya que sus principios han sido siempre considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por ello la adscripción a la misma queda prohibida. Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas están en situación de pecado mortal y no pueden acceder a la Santa Comunión.
No compete a las autoridades eclesiásticas locales el pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más arriba, todo ello en línea con la Declaración de esta Santa Congregación del 17 de febrero de 1981 (Cfr. AAS73/1981- Págs. 240-241).
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el curso de la audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Declaración, decidida en la reunión ordinaria de esta S. Congregación, y ha ordenado la publicación de la misma.
Roma, dada en la sede de la S. Congregación para la Doctrina de la Fe, 26 de noviembre de 1983. Firman: Joseph Card. Ratzinger Prefecto. Fr. Jérôme Hamer, OP
Secretario.
RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y LA MASONERIA EN LA ARGENTINA
Cabe traer aquí las palabras del historiador Emilio J. Corbiere cuando escribe: “Una excomunión a la que hacen caso omiso los sacerdotes, altos prelados y católicos que se afilian actualmente a la institución masónica sin tener en cuenta la prohibición.” (1.-) Y diríamos más, sin acreditar la afirmación de que se encuentran en pecado mortal, pues suelen participar en el Sacrificio de la Misa y comulgar en la certeza de que no hay contradicción en ello.
No obstante lo expresado, cierto es que durante la Gran Maestría del Dr. Jorge Alejandro Vallejos, en el año 2.000, tuvo lugar un encuentro sin precedentes en la ciudad de Buenos Aires. Iglesia Católica y la Gran Logia de la Argentina acordaron iniciar “un diálogo fructífero que permita superar falsas leyendas.” Vallejos se reunió con Monseñor Estanislao Karlic, presidente del Episcopado y tuvieron una extensa conversación. Fue el primer encuentro – que se tenga noticias – entre el máximo nivel de una autoridad masónica con una eclesiástica.
Buscando quitarle dramaticidad al encuentro, voceros de la Iglesia explicaron que la reunión tuvo lugar en el marco de “la disposición de las autoridades a dialogar con todos los sectores de la comunidad” con la finalidad de “profundizar la reconciliación nacional.”
Por su parte, el comunicado de prensa difundido por la Gran Maestría de Jorge Vallejos, expresó: “La encíclica papal Fides et Ratio (filosófica) y el documento Memoria y Recordación de la Iglesia y las culpas del pasado (autocrítico), han coadyuvado para allanar el camino del encuentro de hombres e instituciones que, aunque cargan con el peso de la historia, están definitivamente comprometidas con la realización espiritual y material del hombre.”
Durante una entrevista periodística, el vocero episcopal realizó algunas precisiones que revisten especial interés. En primer término aclaró que “es un exceso de simplificación decir que la Iglesia históricamente condena a toda la masonería.” Seguidamente afirmó: “hay muchas logias en muchos países y no todas son anticlericales.” Y finalmente expresó que “los miembros de la Iglesia no juzgamos a nadie, sólo Dios debe hacerlo.”
Empero, tras este encuentro que tuvo bastante repercusión en la prensa, no conocemos que haya habido otros.
Un tema sobre el que debemos si detenernos es el hecho de que los restos mortales de Manuel Belgrano se encuentren fuera de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y Convento de Santo Domingo, (avenida Belgrano y calle Defensa, en el barrio de Monserrat, Ciudad de Buenos Aires) en medio de un patio, a la intemperie y colocados a cierta altura, dentro del monumento, sin tocar tierra.
“Claro que Belgrano era masón, por eso no está enterrado en una iglesia”, expresó el Dr. Nicolás Breglia - en una entrevista periodística – mientras ejercía como Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.) (2.-) Y, más recientemente, Jorge Clavero, actual Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina, comentó: “La Iglesia tiene sus cosas, a Belgrano también porque era masón lo pusieron afuera de la iglesia, pobrecito, que se moja.” (3.-)
Dicho esto, también hemos de señalar que algunos historiadores afirman que los restos del Creador de la Bandera se encuentran allí por su expresa voluntad testamentaria.
En el acto fúnebre original su cuerpo fue amortajado con el hábito blanco de la Orden de los Dominicos ya que pertenecía a la Tercera Orden de Santo Domingo. Una institución reconocida por la Iglesia Católica Apostólica y Romana, claro está.
Vaya tema de interés para un análisis psicológico de la personalidad de Belgrano quien, por un lado fuera destacado Maestro Masón y, a la vez, integrante de una Orden Católica que se ha destacado por siempre en la práctica del máximo dogmatismo. Recordemos que los máximos exponentes de la Inquisición fueron dominicos.
Un cable de la agencia oficial de noticias TELAM, del año 2015, refiere que un fraile del Convento de Santo Domingo les informó que la tumba de Belgrano está en el atrio, a metros de la escalinata que conduce al ingreso a la iglesia, por expreso pedido del Creador de la Bandera Argentina, quien en vida dijera que situado en tal sitio – al aire libre y bien a la vista de todos – mayor cantidad de gente habría de recordarlo y, por ello, serían muchos más los que se encargarían de rezar por él. Como dice el antiguo refrán italiano: se non e vero e ven trovato.
EL ACTUAL MAUSOLEO AL GRAL. BELGRANO
El 20 de junio de 1903 tuvo lugar la inauguración del mausoleo del General Manuel Belgrano en la Iglesia de Santo Domingo. El magnífico sepulcro es obra del escultor italiano Etore Ximenes, oriundo de Palermo, nacido en 1865. En la ceremonia estuvo el presidente de la Nación Argentina teniente general Julio Argentino Roca, acompañado por su ministro de guerra general Pablo Ricchieri, de relaciones exteriores doctor Luis María Drago y del interior doctor Joaquín V. González, quien fue el orador en el acto. Cabe señalar que este último era un destacado masón que llegó a ocupar el cargo de Pro Gran Maestre (vicepresidente de la Orden.) Drago también perteneció a la Orden Masónica y ocupó uno de los principales puestos en la dirigencia de la misma.
En lo alto. Se encuentra el sarcófago, coronado por un yelmo sobre el cual aparece un águila que – al decir de los constructores – simboliza la potencia más elevada, el genio y el heroísmo. Ya otros estudiosos advirtieron que, dado el carácter multivalente de tal simbología, puede agregarse que el águila alude – también – a quien no teme manejarse en las alturas, al espíritu identificado con el Sol, a la espiritual y la trascendencia. Tiene el ritmo de la nobleza heroica y de la actividad guerrera. Es el principio celestial en lucha con lo telúrico. El águila conduce a las almas a la inmortalidad. En el cristianismo representa al mensajero celestial y según Dante es el pájaro de Dios. El simbolismo de “El Pensamiento” alude al hombre comprometido con la producción intelectual, con la deducción y el esfuerzo por la comprensión racional de los sucesos.
Imposible no sorprenderse ante el hecho de que una construcción de semejante porte, y más aún conociéndose que sería situada en el atrio de una Iglesia Católica, no exhiba – siquiera – una pequeña cruz. Máxime si tanto hincapié se ha hecho en la condición de católico practicante y miembro de la Orden de los Dominicos por parte de quien allí yacen sus restos mortales depositados. No parece posible que semejante omisión haya pasado inadvertida por ninguno de quienes participaron tanto en la aceptación como en el diseño de la obra. Por lo tanto, no queda otra opción que llegar a esta simple y concreta conclusión: intencionalmente se buscó no poner allí ninguna referencia a la condición de católico del fallecido. ¿No es muy raro esto?
El cadáver del héroe de Tucumán y Salta, antes de ser colocados en este mausoleo, habían estado sepultados en su primera tumba, abierta 83 años atrás al pie de la pilastra derecha del arco central del frontispicio del templo dominicano.
Referencias:
(2.-) CORBIERE, Emilio J. La masonería. Tradición y revolución. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2001. Pág. 25
(2.-) Declaraciones realizadas al diario LA GACETA (Tucumán, Argentina), edición del 7 de julio de 2016
(3.-) Periódico “Nuevos papeles.” https://www.nuevospapeles.com/nota/24910-angel-jorge-clavero-cuando-surgen-nuevos-derechos-la-iglesia-sale-a-enfrentar
Antonio Las Heras, autor de “BELGRANO Y LA MASONERÍA”, publicado por Grupo Argentinidad es un destacado historiador del tema quien recibió el Premio Faja Nacional de Honor en el género Ensayo que otorga la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) por su libro “Sociedades secretas: Masonería, Templarios, Rosacruces y otras ordenes esotéricas.” e mail: alasheras@hotmail.com
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