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La búsqueda del TC 48

La trama tras la más enigmática desaparición de un avión argentino. Por Antonio Las Heras


La repentina desaparición del ARA San Juan, ocurrida tras unos mensajes emitidos desde el submarino señalando que había “un principio de incendio” en el balcón de barras de batería, nos ha llevado a recordar lo ocurrido con el avión de la Fuerza Aérea Argentina, TC 48. En sus últimos mensajes, emitidos desde la aeronave, quedó claro que de los cuatro motores, uno no funcionaba y el otro estaba en llamas.
Luego, en ambos acontecimientos, un entramado que siempre conduce a la nada…
Del ARA San Juan no hubo más noticias el 15 de noviembre de 2017. Llevaba 44 tripulantes.
Del TC 48 (un Douglas DC 4, preparado para transporte de paracaidistas y no para un numeroso grupo de cadetes) se tuvieron últimas noticias también en noviembre, pero un día 3 del año 1965. Ninguno de los 68 hombres (67 argentinos y un peruano) que llevaba a bordo fue rescatado con vida así como tampoco sus cadáveres.
En estos días fue estrenado el largometraje “La última búsqueda” (1) que, precisamente, trata sobre ésta nunca aclarada desaparición, acaecida hace 54 años. El documental argentino incluye referencias muy valiosas. Así, por ejemplo, nos enteramos que el siniestro se produce en un vehículo que se hallaba en malas condiciones para volar; tal es así que fue necesario hacerle reparaciones en las escalas anteriores a que ocurriera el desastre.
Los tripulantes eran cadetes de la Escuela de Aviación Militar, situada en la provincia de Córdoba, en su viaje de instrucción de cuarto año. Volaban junto al TC 43 que – si bien necesitó igualmente algunas reparaciones en las escalas – regresó sin inconvenientes. Fue este avión uno de los que recibió el pedido de auxilio del TC 48. Empero su comandante decidió seguir la ruta prevista y no acudir a lo que pudiera ser de utilidad.
Ambos habían despegado desde la Base Aérea de Howard, situada en la zona del Canal de Panamá, llevando como destino el aeropuerto de San Salvador.
Otro momento singular de la película es cuando el jefe de prensa de la FAA admite que los archivos con la documentación sobre este desastre, así como los informes de los especialistas (cuatro en total: tres sosteniendo la hipótesis de que el avión cayó en el mar y uno que fue en tierra, probablemente en la selva de Talamanca, en Costa Rica), se han perdido en su totalidad.
La película – que no ha escatimado esfuerzos para exhibir documentos – muestra chalecos salvavidas, vestimentas y otros elementos – hallados en el mar – recuperados merced al rastrillaje realizado por la Marina de los E.E. U.U., todos cuya pertenencia se atribuye al avión argentino. Rescatados tales elementos no parece posible otra explicación que la de la caída en las aguas marítimas. La investigación yanqui concluyó que el avión cayó al mar entre Panamá y Costa Rica, a unos 30 Km. de la costa. Es a partir de ese punto cuando el film comienza a ocuparse de la hipótesis – sostenida por varios de los familiares de las víctimas – de que, en verdad, la nave siguió viaje hasta estrellarse en una región de selva tan cerrada (“hay árboles de 60 metros de altura”, dice uno de los guías de la zona) que todo rescate resultaría imposible. No obstante lo cual las expediciones de búsqueda fueron numerosas. Llevadas a cabo por familiares de los desaparecidos. Siempre con resultados negativos. Cada tanto surgía alguien que decía conocer, tener un dato o haber visto restos del vehículo. Y la esperanza volvía a tomar cuerpo. Pero, nada. Siempre nada.
La película trae a la memoria dos hechos que remiten a sospechar conspiraciones y servicios secretos. Se afirma que un nativo aparece con una chaqueta celeste en la que se lee “Fuerza Aérea Argentina.” Interrogando por la policía, sostiene que la encontró tirada a la vera de un sendero. Unos días más tarde aparece ahorcado de un árbol. Otro lugareño habla en una cantina sobre que conoce el sitio dónde se encuentra el avión. Cuándo llegan a buscarlo para preguntarle al respecto… hace un par de días que lo habían matado a balazos.
Tal vez todo eso sea sólo parte de la leyenda que fue urdiéndose en torno a la nunca aclarada desaparición de este avión. O no. Interrogantes sin respuesta.
Lo cierto es que se trataba de una nave que no estaba en condiciones adecuadas para la travesía emprendida. Lo mismo que ocurriría décadas después con el ARA San Juan.



(1) “La última búsqueda” (2018) largometraje documental dirigido por Pepe Tobal de quien también es el guión. Producido por Hiperkinesis Films & Atrox, Fábrica de Imágenes, con apoyo del INCAA.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. e mail: alasheras@hotmail.com
















































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