VIERNES 29
DE MARZO



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Racing tuvo su fiesta de campeón

Durante el partido, igualó 1 a 1 con Defensa y Justicia, con quien peleó durante casi todo el torneo por el primer puesto.


Si la identidad es el conjunto de rasgos propios que generan una caracterización frente a los demás, anoche en Avellaneda se terminó de dar el cambio de paradigma que un grupo de socios de Racing impulsó hace cinco años. Ayer los hinchas llenaron su cancha sólo para festejar, para gritar campeón. No importaba el partido ante Defensa y Justicia, no había nervios en el ambiente. No era necesario sufrir para ir a la cancha, algo que muchos hinchas habían recitado como un mantra a lo largo de las negras décadas del 70, 80 y 90.

Si hace veinte años, en marzo del 99, la Academia vivió su resurrección porque sus hinchas no lo dejaron morir pese a la quiebra y se acercaron a esta misma cancha aunque no hubiera partido, anoche pareció que se dio vuelta esa página. El lema de Racing positivo, de trabajar para que las buenas vengan en lugar de ser sólo un canto de tribuna, se hizo carne en esta Superliga . Ya no necesita sufrir Racing: gritó campeón una fecha antes, fue puntero durante 217 días y tuvo el equipo más goleador, con una identidad de juego que le permitió ser protagonista.



La noche estuvo regada de momentos. El primero llegó a los 15 minutos del primer tiempo del, cuando el reloj marcaba el número que Lisandro López volvió emblemático: hubo ovación para el capitán y una bandera gigante en cada cabecera. El que se llevó la segunda ovación más grande fue Eduardo Coudet , a quien se le vence el contrato en junio. “El Chacho no se va”, fue el grito de guerra. El técnico, que llegó al final de la consagración con la camiseta puesta, sólo juntó las manos y agradeció. Hasta Defensa y Justicia se sumó a la noche cargada de simbolismos. No sólo por el pasillo inicial, al estilo europeo. Cuando Sebastián Beccaccece gritó con su furia característica el empate visitante, los hinchas le cantaron: “Saludá al campeón”. El entrenador no lo dudó: levantó sus brazos y felicitó a las tribunas. No sólo fue una rareza que haya un campeón en abril, todo pareció tener algo de inédito en este final de la Superliga.
El plantel campeón festejó en círculo, tomados de la mano junto a todo el cuerpo técnico y los auxiliares. Con las familias en la cancha, dieron la vuelta olímpica, se subieron a los arcos e hicieron el típico avioncito. La imagen final fue una síntesis del día a día del vestuario: Licha López levantó la copa de campeón, mientras Iván Pillud descorchaba un champagne y tocaba el bombo. Son, al cabo, las fotos clásicas de un campeón. Pero es algo que hace cinco años parecía imposible en la mitad celeste y blanca de Avellaneda. Ahora, los dirigentes, la secretaría técnica y los propios jugadores asumen el desafío de que se vuelva una constante.

Para la entrega de medallas, ya con las luces apagadas, ingresaron algunas glorias del club: Juan Carlos Rulli, Humberto Maschio, Juan Carlos Cárdenas, campeones del mundo en 1967; Rubén Paz y Gustavo Costas, campeones de la Supercopa 1988; y Claudio Úbeda, capitán del campeón 2001. Diego Milito , que había visto la primera parte de la coronación desde un costado junto a su hijo Lalo, apareció para entregarle al Chacho Coudet el saco del campeón, una nueva ceremonia que busca instalar el club. El entrenador agarró el micrófono y se sumó al tono de la noche: “Les pedimos disculpas -dijo irónico- por no hacerlos sufrir en la última fecha. Hay que buscar sacarle dramatismo. Hay que ir por más”. Pareció que después del misterio de la semana, el técnico dejaba abierta la puerta a la continuidad. “Veo veo, qué ves, una cosa, qué es: que vamos a salir campeón otra vez de la mano de Coudet”, respondió la gente, en otra muestra de que el sueño no terminó con esta Superliga.
Uno a uno los futbolistas fueron pasando para la coronación. Los hinchas silbaron a Ricardo Centurión y aplaudieron a Gustavo Bou , cuando se recordó el aporte de los que cambiaron de equipo a mediados de año. Mientras los jugadores se sumaban al escenario, desde ahí arriba los propios protagonistas marcaban el cancionero de los hinchas. No sólo las canciones, también el mensaje. “Disfruten -pidió Darío Cvitanich – dejen de sufrir: somos campeones”. Ese es el horizonte de Racing.

Fuente: Sumario noticias (https://sumario.com.ar/racing-tuvo-la-fiesta-del-campeon/)



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